domingo, 23 de junio de 2013

Estoy cansada de ser el puto muñeco con el que todos juegan para luego abandonar

La gente no deja de utilizarme. Yo siempre trato de hacer lo mejor para todo el mundo, de ayudar, de ser comprensiva, de dar lo mejor de mí y luchar por la gente que me importa. ¿Y qué recibo a cambio? Nada. Bueno, quizá aquí miento, recibo desprecio, completa ignorancia por parte de esas personas que son tan importantes para mi, pero para las que no soy más que un cero a la izquierda en sus vidas. Que solo me quieren cuando les intereso y luego me lanzan como si fuese un muñeco viejo con el que se han cansado de jugar, que ya no les sirve, como un trapo viejo ya manchado, desgastado y viejo, que ya ha cumplido su misión y tiran a la basura. Y lo peor, es que parezca que no he recibido suficiente, pues a esas personas se suman nuevas que finalmente me acaban haciendo lo mismo... ¿Por qué nadie me entiende? ¿Por qué a nadie parezco importarle? Son la clase de preguntas que me hago a diario, para las cuáles aún no he encontrado una respuesta que me satisfaga... Y creo no encontrarla nunca. Está claro que tengo que cambiar, porque por mucho que la gente me alabe el ser tan buena, yo no le veo más que inconvenientes... Al menos si no lo fuese tanto, no me dolerían tanto las cosas, ni sufriría por ver a la gente mal, sino lo contrario, sería yo la que utilizase a la gente como muñecos y trapos sucios y viejos que desechar a mi antojo, y por una vez, no estaría mal cambiar de lugar.

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